domingo, 29 de abril de 2018

LA CANCIÓN MALDITA

Y no, amig@s, no me refiero a la canción del verano con la que cada año nos dan la brasa, ni con la de €urovisión, donde a veces se envían cosas con menos posibilidades de triunfar que un disco de jazz hecho por un reguetonero. Ni siquiera a la del anuncio anual de una conocida marca de cerveza, que unas veces consiguen colarla dentro de nuestro cerebro y que no paremos de tararearla... y otras pasa sin pena ni gloria, como un aullido en el desierto.

Estoy hablando de ESA canción que se nos resiste, sea porque el estilo musical no está dentro de nuestra zona de confort, porque la técnica necesaria para interpretarla no la dominamos en demasía... o porque la falta de confianza en un@ mism@ hace que los nervios nos impidan llegar al nivel al que estamos acostumbrados.

Como ya he dicho otras veces, los cantantes somos unos auténticos neuras. Algunos más que otros. Yo estaría, sin duda alguna, dentro de los "MÁS QUE OTROS". Siempre he tenido que luchar contra mi falta de confianza, que me impedía hacer en directo lo que me resultaba fácil en la soledad de mi habitación. Por no hablar de las primeras veces que me metieron en la pecera de un estudio de grabación. Aún tengo pesadillas por las noches recordándolo XDDD

Hace ya algunos años -unos ocho, diría yo- estaba de gira con la "Tándem" por algún pueblo perdido quién sabe dónde. En aquel entonces, uno de los temas que me tocaba cantar era el "Valió la pena" del genial Marc Anthony. Estuve toda la temporada anterior cantándolo al tono original sin ningún tipo de problema. Es más: diría que iba bastante sobrado, pues venía de cantar cosas más complicadas y altas en las bandas de heavy metal donde había estado hasta entonces.


Pues de repente y sin previo aviso, empecé a tener problemas con los agudos del tema, con el control del aire, etc. Quizá fuese por algún resfriado mal curado que me restaba fuerza, por el esfuerzo vocal de los días anteriores que algunas veces pasa factura o porque esa mañana me levantase con el pie izquierdo, pero a partir de ese día tuve serios problemas para volver a cantar ese tema de forma satisfactoria para mí. Y así estuve unas cuantas semanas, pues cuando pierdo la confianza en mi voz... Al final de la temporada y como por arte de "magia", ya podía volver a cantarlo sin ningún problema, pero entonces fue uno de los que se cayó del repertorio, pues ya llevaba tiempo sonando y había pasado su época, por así decirlo.

Y así con algunas otras canciones que se me atragantan y me cuesta sudor y lágrimas salir del arenal donde me meto. Pero seguimos adelante, dedicándome a ese bonito arte de ganarte la vida con lo que te gusta, cantando en exceso, durmiendo poco, comiendo a deshoras y resistiendo en esta forma de vida totalmente desaconsejable pero que a mí me hace tocar el cielo.